miércoles, 6 de julio de 2016

Nuestro problema es Identidad o Educación…

Nuestro problema es Identidad o Educación… 

POR: Hugo Gacha.
Nadie educa a nadie,
Nadie se educa solo,
Nos educamos en comunidad.”
Paulo Freire. 

Al hacer un ejercicio reflexivo frente a nuestra realidad sociocultural es posible visualizar  que nuestro problema quizá radica en la falta de identidad,  porque cada vez estamos más lejos de saber  que somos, estamos lejos de pensar que es lo que nos caracteriza como colombianos.
Por un lado le restamos  importancia a palabras como el respeto, la honestidad, la honorabilidad, la confianza, la credibilidad; entre otros valores humanos que se han sosegado a ser solo principios que se encuentran en nuestro entorno, haciendo caso omiso a lo que estos representan para nuestra formación.

De igual forma hemos permitido que se nos reconozca por ser astutos o tener “malicia indígena “somos compatriotas de  los mejores falsificadores del mundo, de los narcotraficantes más ricos del mundo, de los políticos que más se enriquecen con el dinero del estado en el mundo, de los ladrones de cuello blanco más descarados del mundo, etc. Esto es tal vez porque no hemos aprendido a ser una comunidad, un solo país, un solo grupo heterogéneo de personas que habitamos el territorio llamado Colombia;  somos regionalistas por naturaleza y hasta en los realities nos lo recuerdan, somos tan diferentes los del atlántico, como los del pacifico, los del altiplano, los del amazonas, los de suba los de ciudad Bolívar; somos tan diferentes y ambiciosos que nuestro escudo nacional no debería tener el gran cóndor de los Andes, sino que debería estar una  bestia voraz con la boca abierta lista a devorar con lo que encuentre. 

Este problema de identidad, de falta de pluralidad en las ideas, de ausencia de principios de la racionalidad Kantiana,(“pensar por sí mismo, pensar en el lugar del otro, ser consecuente y hacerlo de manera pública”)  denotan su origen en nuestra educación, pues no se nos ha educado para la formación dialógica, dialéctica y polifónica de  ideas, de los conocimientos y de la interpretación de la realidad; es decir no se nos ha educado en el enriquecimiento de la experiencia, de la convivencia, del trabajo en comunidad como medio de aprendizaje, le hemos guardado respeto a confrontar las ideas, al construir el conocimiento, le tememos al conflicto (ojo al de las ideas),  lo hemos mal interpretado pensamos que es guerra cuando en realidad es un momento fecundo de la existencia, “una vida sin conflictos es precisamente una vida no creadora, infecunda”(Zuleta E. 1986). Jorge Larrosa profesor de filosofía de la educación en Barcelona, lo llama “una vida desvitalizada”.

Haciendo referencia al conflicto Jiddu Krishnamurti (1895 - 1986)  Hindú, conocido escritor y orador en materia filosófica y espiritual.  Afirma que: “No hay punto al que no toque el conflicto, no hay área alguna que no haya sido campo de batalla, al igual que en todas nuestras relaciones ya sea con la persona más íntima, con el prójimo, con la sociedad, existe el conflicto” (Krishnamurti. 1967) este filósofo describe al conflicto como un estado de contradicción, división, separación, dualidad, que hace que este sea un espacio para el debate de las ideas, la construcción del conocimiento  y el enriquecimiento de las relaciones entre semejantes.   

Si nos detenemos a ver la forma en la que nuestro “sistema educativo” nos ofrece la educación podríamos decir que se restringe a enseñar  lo necesario, limitando las capacidades de los estudiantes, haciendo que solo se conduzcan por el ahora. Sin importar las consecuencias de sus decisiones, se ha llegado al extremo de pensar y malinterpretar el concepto de la competencia, que de antemano nos lleva a una visión y un encasillamiento en la tarea de ser competente para alguna cosa, de tener que cumplir ciertos estándares para poder acceder a nuestros derechos como ciudadanos, de ver la competencia como un concurso donde debe ganar el más fuerte o el que tenga más “malicia indígena”. Podríamos decir que nuestra educación está limitando la adquisición y construcción de habilidades en nuestros estudiantes  porque cuando uno llega al colegio le aplican una serie de lógicas que no corresponden al interés personal, es decir que la educación va por un lado mientras el interés de estudiante va por otro totalmente contrario, en este aspecto hace falta la idea que nos expone Daniel Prieto Castillo (filósofo y licenciado,  argentino. 1942) acerca  de la humanización en el aprendizaje,  la construcción de un discurso pedagógico que este orientado a promover el aprendizaje y la concepción de una relación pedagógica entre estudiante y docente (Prieto Castillo. 1993), una educación que este enfocada a una enseñanza con igualdad pero basada en la equidad del desarrollo de las habilidades académicas y sociales.

La liberación  de la educación del estado de sitio que la mantiene atada al “sistema”  está en manos de nosotros los docentes y los que por vocación o convicción intervienen en el proceso de formación de estudiantes, ya sean niños, jóvenes o adultos;  pues somos nosotros los que hacemos de nuestra aula de clase o espacio de aprendizaje, un juego de espacio, tiempo, movimiento, voces y conciencias. Es el lugar del encuentro o el desencuentro, del comprender o el condenar, quizás también es el lugar para la provocación a escapar o encontrar sentido a la vida.

Volviendo a la falta de identidad que fue la idea con la que se iniciamos,  asumimos que,  la base de la educación colombiana está centrada en la revolución francesa, con los ideales de igualdad, libertad y fraternidad.  Entonces surge la pregunta ¿Es necesario ser la copia de otras civilizaciones, no es posible crear nuestra propia civilización, tenemos que vivir siempre a la sombra de otros?  si lo viéramos con  un ejemplo cotidiano seria  como organizar nuestra casa como la del vecino, sin identidad cultural. Sin reconocer que y quiénes somos, de dónde venimos. Ahora como no sabemos quiénes somos,  somos intolerantes, nos gusta hablar de lo que nos separa, de lo que nos diferencia, y no de lo que nos une, por ello no podemos llegar a acuerdos ni siquiera darnos la razón y caemos en discusiones interminables que se convierten en irreconciliables, pues vivimos en un ambiente o una época de guerra civil, donde nos enfrentamos todos contra todos por ideas que nos distancian,  por ideas que nos diferencian,  que nos señalan,  y olvidamos  las identidades u ideas  que nos unen en la esencia y nos identifican en el ser.  

La educación está prohibida,  pues muy poco de lo que pasa en la escuela es importante, la educación es vista por el estado como un ente económico, que solo se  expresa en cifras y estadísticas, concibiendo las instituciones educativas como entidades con ánimo de lucro; dejando de lado la eficacia que debe garantizar el estado frente a la educación. Por ello la invitación es a usted docente que lee este ensayo a usted que se dedica a la enseñanza, este ensayo  está dedicado al docente – profesor, no al catedrático, está dedicado a los profesores, licenciados y no licenciados que tienen la vocación de enseñar; el primer granito de arena que ayudara al cambio de la sociedad está en nuestras manos, pues nosotros somos los mediadores entre el conocimiento y la experiencia,

Nosotros como maestros posibilitamos, promovemos y permitimos hacer de nuestro metro cuadrado un espacio que de paso a la investigación, a la promoción, a la discusión, a la construcción y trasformación de vidas, no podemos desconocer que como docentes somos lenguaje y nos movemos en él, este nos da la posibilidad de saber que  existimos para nosotros y para los otros (Octavio Paz) por ello nuestra principal arma es el discurso, la palabra, y es con ella con la que debemos movilizar al estudiante a que haga una concepción crítica e interpretativa de su entorno, pues los protagonistas del conocimiento son las personas y no los conceptos, los docentes debemos dar las herramientas para que los estudiantes aprendan a aprender.

De igual forma el trabajo en equipo entre estudiantes y docentes garantiza el buen empleo de estas herramientas, porque los salones de clase son más que habitaciones llenas de pupitres, porque la escuela no debe ser un guardería enorme, no debe ser vista como un espacio catedrático, la escuela es un espacio de escucha, de dialogo, de encuentro. Erich Fromm (1900 - 1980) destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de origen judeoalemán.  Profundiza en los elementos que hacen que una persona se sienta atraída hacia otra y el propone la teoría de la vitalidad, diciendo que los seres humanos nos sentimos atraídos hacia todo aquello que manifieste vida, fuerza y alegría. Es así como nuestra labor docente debe ser, es necesario que transformemos nuestro espacio, lo llenemos de vida, lo hagamos sentir fuerte, alegre, sentido, y consentido.     

La educación de la que les hablo, debe ser siempre reflexiva, inconforme, trasversal, movilizadora, subjetiva etc. Pero lo más importante debe hacerse con amor. 
Esta es una educación enriquecida desde la experiencia, dejando de vivir una vida desvitalizada; buscando construir identidades que hagan de lo que saben lo que son, buscando la construcción de un discurso dialógico, aceptando al otro, reconociendo sus ideas, haciendo vital el encuentro con el “conflicto” … tal vez sea eso lo que debe buscar la educación integral.


Una vez nuestra sociedad determine cuál es la verdadera finalidad de la educación podremos comenzar a dirigirnos en nuestras acciones, pensamientos y reflexiones hacia ese horizonte.